Estoy que hiervo. Y no es solo la ira.
Algunos lo llaman sofocos. Yo, llamaradas. Por intentar echarle humor a esta mierda de cumplir años, que tiene muy poca gracia en muchos momentos.
Para los ratos en los que me lo paso genial tengo mis compresas para pérdidas de orina. Lo de leves… es otra historia. Yo cuando lo hago, me meo viva. No me van las cosas a medias.
Pues resulta que hoy buscaba un destornillador pequeño para apretar los tornillos de mis gafas de PRES.BI.CIA. Lo último en moda ocular añosa. En su lugar me he topado con una foto mía de hace unos doce años y, de repente, ¡yo era un pibón! Continuar leyendo “Ni blancos ni negros, de mi color”