He crecido escuchando boleros. Antonio Machín amenizaba los viajes en coche, Los Panchos eran religion en casa, y sus canciones siguen marcadas a fuego en mi memoria.
A día de hoy, con esta vida loca, loca, loca, locaaaa, una de ellas debería ser el himno nacional: “Reloj, no marques las horas”.
Porque, como conejos blancos, parece que llegamos tarde a todos sitios.
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